Recordaré para siempre una clase de fotografía en el Centre Cívic Can Basté. A los alumnos nos tocó aquel día llevar fotos para un ejercicio de "mostrar el movimiento". Para esa ocasión elegí una foto que hice en un partido de futbol sala. La foto era la del momento del saque inicial. Consistía en los pies de un jugador que, al ser un movimiento rápido y junto con la baja velocidad de obturación de mi cámara, aparecieron movidos sugiriendo la sensación de movimiento de aquel momento inicial del partido. Es justamente la foto que encabeza esta entrada.
La profesora, Rebeca, miró la foto y tras pensarlo unos segundos, preguntó a todos los demás qué veían en esa foto. En concreto si veían algo extraño. Todo el mundo se lanzó a opinar sobre que si estaba un poco oscura (cierto) etc...Rebeca se estaba refiriendo a algo totalmente distinto y aprovechó para explicarnos algo que ya nunca podré olvidar.
Resulta que los pies del jugador estaban muy bien y había conseguido captar el movimiento a la perfección, pero el encuadre le cortaba las piernas justo por la altura de las rodillas. ¡Pecado mortal! Creo que las palabras textuales fueron algo así como "están ahí como colgadas ¿no?"....
Cuando fotografiamos a niños y a personas en general, debemos procurar NO cortar nuestro encuadre por las articulaciones. Si lo hacemos le damos un aspecto poco natural e incluso desagradable a la imagen. Esto aplica entonces a cuello, hombros, codos, muñecas, cadera, rodillas, tobillos...
Así que fíjate por dónde pasa tu encuadre y evitarás alguna foto con aspecto poco agradable. Hay veces que no nos damos ni cuenta que hemos cortado nuestro encuadre justo por una articulación. El caso típico es cortar una mano justo por la muñeca. Encuadras, todo parece ir perfecto y luego cuando revisamos la toma....sorpresa, nos falta una mano. El matiz es muy pequeño; si cortamos por la articulación, el resultado es un poco desagradable, en cambio cortar en un punto intermedio entre dos articulaciones no produce ese efecto.
El cuello suele ser otro caso típico. Llenamos el encuadre tal como decíamos en otra entrada anterior, nos acercamos a nuestr@ protagonist@..... y vaya, nos damos cuenta que hemos encuadrado justo por el cuello. Sólo es necesario que incluyas un poco más de hombros y bajes un poquitín el encuadre para hacer desaparecer el efecto desagradable
El cuello suele ser otro caso típico. Llenamos el encuadre tal como decíamos en otra entrada anterior, nos acercamos a nuestr@ protagonist@..... y vaya, nos damos cuenta que hemos encuadrado justo por el cuello. Sólo es necesario que incluyas un poco más de hombros y bajes un poquitín el encuadre para hacer desaparecer el efecto desagradable
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