Hacer fotos a niños - Acércate más (4 de 7)

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Acércate más

Recuerdo haber leído en algún sitio la cita de un fotógrafo dónde recomendaba la forma que el tenía él para hacer buenas fotos. Decía algo así como: Acércate a lo que quieras fotografiar hasta que en la imagen que obtengas no sepas distinguir de qué se trata. En ese punto da un paso atrás y esa es la foto que debes tomar

Acércate y llena el encuadre

No hay que tomar esta cita de forma literal, sino que hay que captar la idea de lo que quiere decir: llena el encuadre, no tengas miedo a acercarte. Este es un consejo que se puede aplicar en muchas ocasiones y para muchos tipos de fotografía, pero aplica especialmente cuando los protagonistas son las personas en general y en particular los niños. Efectivamente, ¡acércate!. Llenar el encuadre es un elemento compositivo muy potente. ¡Pruébalo! 

Si llenas el encuadre haces que la atención del espectador se centre en lo que tu quieres fotografiar y evita que se distraiga con otros elementos que no son el objetivo principal de tu foto.

Además, puedes intentar encuadres que siempre nos han parecido incorrectos pero que no lo son. ¿Recuerdas aquello de que no debemos recortar la cabeza para nada? No es cierto, pruébalo y verás. Prueba a acercarte tanto que llegues a recortar un poco de la cabeza por la parte superior. No pasará nada, la foto que obtendrás es posible que sea muy válida.


Mira por ejemplo la foto de más arriba. Es un primer plano y se ha llenado el encuadre con mi hija Noa. A pesar de que no se ve ningún otro elemento, seguro que adivinas que estaba haciendo unas manualidades con mucha atención. Fíjate en el encuadre también; efectivamente se ha recortado parte de la cabeza pero aún con eso la foto es más que correcta ¡no pasa nada!

Tampoco pasa nada por excluir de la foto el “entorno”. Es muy común oír eso de que queremos tomar la foto del niño/a con lo que tiene alrededor; “que salga el cubo y la pala y así nos acordaremos de este día que estamos pasando a la playa” ¿te suena algo parecido? Pues ahora pregúntate a ti mismo, ¿Qué es más importante tu hijo/a o el cubo y la pala? Vale, creo que estamos de acuerdo ¿no?



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